Precisamente, y debido a la certeza del inevitable paso del tiempo, se eligieron materiales naturales que embellecen al envejecer: castaño, hormigón y granito. El diseño huye de artificios y tiende a líneas puras. Existe un banco frente al columbario, que invita al recogimiento del visitante en un espacio abierto, que conecta con la naturaleza y su simbolismo: un olivo, árbol de larguísima vida y bello envejecimiento, asociado a la paz y un ciprés, plantado en la parte posterior coincidiendo con la cruz troquelada en el hormigón, y cuya longitudinalidad simboliza el acercamiento a lo divino con el paso de la vida.
Cabe poner el acento en otros elementos como la cruz, que guarda la proporción dorada, o medida áurea, y que contribuye a la armonía que busca el conjunto. En cuanto a la cimentación, se retranquea respecto al volumen con el objetivo de dar la sensación de que la pieza flota y se eleva.
Al panteón se accede por una pieza exenta de granito y está diseñado para nichos y féretros.
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