Decir que la Casa NCaved es asombrosa es quedarse muy corto. Ubicada en una pequeña cala de la isla de Serifos, en el archipiélago de las Cícladas, este refugio de verano se desvanece bajo una ladera rocosa.
El estudio ateniense Mold Architects la sumergió en la tierra para protegerla de los vientos dominantes del norte, evitando además la distorsión de la belleza agreste que la rodea. Al aplicar una cuadrícula rectangular a la pendiente, se creó una composición tridimensional en «tablero de ajedrez» de espacios sólidos y vacíos.
La vivienda se despliega en tres niveles: los dormitorios en la parte superior, las zonas comunes en la intermedia y un alojamiento independiente para invitados en el tramo inferior. Esta disposición en terrazas hacia el acantilado asegura unas vistas insuperables al mar Egeo desde cualquier planta.
Fieles a los métodos de construcción tradicionales, unos muros de piedra anclan la casa en la ladera y delinean los límites interiores de patios, habitaciones y miradores. Una escalera exterior soterrada conecta los tres niveles, revelando paso a paso las áreas ocultas de la casa. Conforme descendemos nos brinda una salida visual al mar, mientras que al regresar enmarca el cielo. De hecho, todos los espacios se diseñaron para ofrecer las mejores panorámicas, algo que resulta evidente, por ejemplo, en la elevación de las camas sobre plataformas.
Las paredes de mampostería y las cubiertas terrosas con plantas locales se mimetizan a la perfección en el entorno. Junto a esas zonas, los patios interiores contribuyen a una buena ventilación de la vivienda y suministran luz natural abundante. En las secciones abiertas, los grandes acristalamientos cumplen dicha función, ya que pueden abrirse en toda su longitud. Además, se instalaron pérgolas flotantes de madera a fin de regular los niveles de sombra dentro y fuera.
En el interior, los listones de las pérgolas se multiplican en vertical separando ambientes y actuando como un elemento decorativo más, al igual que la piedra o el hormigón visto. Destaca también la airosa escalera en voladizo, que comunica la sala de estar con los dormitorios. Y, por supuesto, la piscina de horizonte infinito donde fundirse con las aguas del Egeo.