En Paredes, al norte de Portugal, se levanta la Casa da Levada, un proyecto que se funde con la naturaleza sin necesidad de dominarla. Más que imponerse, esta vivienda sostenible se integra, como si emergiera de la propia materia del lugar. Su arquitectura continúa el paisaje.

Diseñada por Tsou Arquitectos, la casa se adapta al terreno con una lógica que recuerda a las formas geológicas: la silueta se moldea según la topografía, generando una continuidad visual y física entre lo construido y lo natural. Aquí, arquitectura y territorio colaboran. La Casa da Levada no es un objeto posado, sino una presencia enraizada.

El acceso peatonal, una franja pavimentada que surca el verde del terreno, conduce a una fisura: una “falla” que separa los volúmenes destinados a lo social y lo privado. Desde ahí se accede al corazón del proyecto: un patio central que articula el programa y abraza el paisaje. Sobre él, voladizos horizontales enmarcan vistas y crean umbrales que borran la frontera entre interior y exterior.

La eficiencia y el confort son aquí consecuencia del diseño, no añadidos. Para la climatización, se optó por un sistema de suelo radiante alimentado por bomba de calor, tanto para calefacción como para refrigeración. El pavimento cerámico potencia la inercia térmica y agiliza la transmisión de energía. A ello se suma un sistema de ventilación mecánica controlada con recuperador de calor, que garantiza una renovación del aire eficiente y sin pérdidas energéticas.

Pero es en los materiales donde la Casa da Levada subraya su compromiso con una vivienda sostenible. El revestimiento exterior se compone de paneles de corcho, un recurso local, natural y reciclable. La cubierta ajardinada prolonga la pendiente del terreno, reforzando su integración paisajística y aportando aislamiento. El patio se pavimentó reutilizando piedra de unas antiguas ruinas, aplicando una lógica de economía circular y memoria constructiva.

La Casa da Levada no proclama su eficiencia: la ejerce. No presume de ecología, pero encarna una manera más consciente de habitar. En tiempos de crisis climática, este tipo de arquitectura señala el futuro: un futuro en el que construir implica cuidar, integrar y devolver.

Porque si algo enseña esta vivienda sostenible es que el lujo contemporáneo ya no está en el exceso, sino en el equilibrio. En dejar que el paisaje hable. Y en diseñar viviendas sostenibles que, como esta, parecen haber estado siempre allí.

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