En la intervención se busca liberar la compartimentación que comprimía la vivienda original en las dos plantas. La planta alta se compartimenta en forma de abanico tomando como centro la escalera, reduciéndose así al mínimo la zona de distribuidor. En la baja, se trata de reducir los límites al máximo permitiendo que prácticamente toda la planta se perciba desde el espacio de la entrada. Ésta se extiende hacia el salón y comedor sólo interrumpida por un pilar que se reduce al mínimo dejándolo visto. La cocina es una prolongación de esa entrada mediante una puerta corredera que desaparece. Los espacios de servicio, aseo, lavadero y trastero, se relegan a la zona más oscura de la vivienda, ocultándolos con un panelado en la entrada y consiguiendo que la percepción sea la de armarios.
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La cocina se plantea como un espacio de estar además de su función habitual. Para ello los materiales juegan un papel fundamental. El suelo y hornacina de madera de roble, la isla y los muebles blancos, el ventanal, consiguen la sensación de que pueda ser utilizada como una habitación más de la vivienda.
La luz es una característica esencial de la vivienda existente manteniéndose en la remodelación de la misma y dejando prácticamente todos los espacios con luz natural, incluso los que no están vinculados a la fachada.
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Equipo: Camino Alonso, Carlos Alonso, Ignacio Lechón, Cristina Peréz, Eva Espada
Interiorismo: BATAVIA · Fotografías: Belén Imaz