Peter Zumthor rescata la minería noruega en el Mine Zinc Museum Allmannajuvet
El prestigioso arquitecto suizo Peter Zumthor -premio Pritzker 2009- rindió el año pasado su particular homenaje a la minería subterránea. Por encargo de la Administración de Carreteras Públicas Noruegas, diseñó un museo en Sauda que conmemora la historia casi olvidada de los pioneros del siglo XIX que se instalaron en el Cañón de Allmanna, al suroeste del país.
La mina de zinc comenzó a operar en 1882 en unas condiciones rudimentarias y fue clausurada definitivamente en 1899. El lugar donde los mineros tenían sus barracones y lavaban el mineral, en pleno afloramiento rocoso, es ahora un área de descanso de la carretera nacional 520.
El proyecto de Zumthor aprovecha los restos de la pasada actividad aún visibles en el paisaje: el sendero que parte de la entrada de la mina, cortando la ladera con muros de soporte y puentes, o los cimientos de la plataforma de madera desde donde se arrojaba el mineral.
La instalación completa consta del museo propiamente dicho, un edificio cafetería, una zona de servicio con aparcamiento y aseos, y un conjunto de caminos y escaleras.
Su propuesta recoge estos elementos y se articula en cuatro estructuras que jalonan el viejo camino hacia la mina, dando lugar a un modesto y a la vez pintoresco museo al aire libre.
Dado lo escarpado del terreno, todas las construcciones fueron prefabricadas en la vecina localidad de Saudasjøen, a 4 kilómetros de Sauda, para ser luego montadas en Allmannajuvet.
Los soportes exteriores son de madera laminada impregnada en creosota, un guiño al método tradicional de conservación de este material, mientras que las paredes se realizaron con tablas de madera contrachapada y yute de 18 mm, revestidas con material acrílico (PMMA). Los interiores pintados en color oscuro imitan la sensación de estar dentro de las galerías. Unas tenues luces cenitales iluminan apenas los objetos cotidianos de los mineros, sumergiéndonos de inmediato en esa atmósfera de penumbra, claustrofobia y miedo al derrumbe.
Con su entramado de listones y su porte liviano, el aspecto exterior de las torres es imponente, dando casi la impresión de ser instalaciones defensivas. Este planteamiento de integración en la orografía exigió un trabajo muy preciso en los cálculos y anclajes de cada estructura.
El pequeño aparcamiento se construyó con piedra natural de Hardanger a escasos metros del río. De aquí parte un nuevo tramo de escaleras que enlaza con el viejo sendero y que conduce a la cafetería. Aunque también se le ha dado un ambiente oscuro, sus ventanas panorámicas y el mobiliario en tonos claros mitigan el efecto sofocante del museo. Junto a este, nos encontramos un refugio o punto de encuentro desde el que parten visitas guiadas al interior de la mina.