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16 de octubre de 2025

Maitland Bay House: un refugio entre bosque y mar

La Maitland Bay House, proyectada por Studio Bright, se sitúa en la costa central de Nueva Gales del Sur, junto al Parque Nacional Bouddi, con vistas que se extienden hasta Maitland Bay. El terreno es pronunciado, encajonado entre propiedades vecinas y sujeto a regulaciones extremas de riesgo frente a incendios forestales. En este contexto, el proyecto no solo debe resolver programas internos, sino responder al entorno, al clima y a la topografía con precisión.

La casa adopta una organización en dos alas que enmarcan la secuencia de acceso, protegiendo los árboles de Angophora maduros y generando un patio semiexterior como umbral hacia las vistas exteriores.

Entre los dos volúmenes se abre un breezeway operable, que actúa como pasaje, porche, filtro espacial y conector visual.

En la planta superior, el volumen se despla‑za ligeramente respecto al nivel inferior, albergando dormitorios y estudio.

En el ala norte, un salón semienterrado se concibe como un refugio con relación directa con el paisaje; al sur, los espacios de día —salón, cocina, comedor— se disponen linealmente con orientación norte para capturar luz y vistas. En verano, grandes puertas plegables pueden abrir la casa por completo, mientras se extienden mosquiteros según las condiciones climáticas.

Dada la clasificación de riesgo de incendio “flame zone”, la elección material no es solo estética sino obligada. Studio Bright utiliza ladrillo (Roman bricks) como envolvente robusto y no combustibles, con juntas cuidadosamente moduladas para permitir variaciones sutiles y armonizar con la textura arbórea del entorno.

 Los huecos presentan profundos cajones que ocultan contraventanas contra fuego, integrando protección estructural sin sacrificar la estética.

En el interior, los acabados buscan una configuración táctil sobria: pavimentos y revestimientos en madera Blackbutt, muros de yeso y techos pulidos que dejan entrever una luz suave.

En cuanto al paisaje, la casa se asienta entre bancales vegetales y jardines nativos, que ayudan a mitigar impactos visuales y climáticos.

Desde su llegada, la intención del proyecto destaca: romper el edificio para permitir una “mirada hacia atrás” hacia el paisaje. En la secuencia de acceso se vislumbra, justamente, el horizonte marino. Mientras muchas viviendas vecinas levantan barreras, Maitland Bay House abre un gesto generoso hacia su entorno.

La forma es, simultáneamente, protectora y permeable. No busca sustraer al contexto, sino integrarlo. No se esconde; interroga cómo puede un volumen responder a múltiples presiones —vista, clima, vecindad, fuego— sin colapsar.