
El Jardín del Tercer Paisaje de Gilles Clément
No toda la arquitectura se construye. A veces, basta con observar, ceder, dejar que el tiempo y la naturaleza hagan su trabajo. En esa línea de pensamiento se inscribe el Jardín del Tercer Paisaje, un proyecto que no solo desafía las nociones tradicionales del diseño paisajístico, sino que también propone una nueva ética de intervención. Detrás de esta idea se encuentra el paisajista, jardinero y pensador francés Gilles Clément, cuya influencia ha traspasado fronteras y disciplinas.
Ubicado en la antigua fábrica de Municiones de Lorient, en Bretaña, este jardín no fue diseñado desde una hoja en blanco. Fue, más bien, descubierto. Clément propuso no plantar, sino observar lo que ya crecía espontáneamente en un espacio abandonado. Frente a la imposición del orden, eligió el gesto de la escucha. Frente al jardín como objeto estético, propuso el jardín como territorio libre. Así nació este manifiesto vivo del Tercer Paisaje, un concepto que reúne todos aquellos espacios excluidos del control humano.
En lugar de erradicar la vegetación “invasora”, Clément la revaloriza. La maleza ya no es símbolo de abandono, sino expresión de resiliencia. En estos intersticios florecen biodiversidades insospechadas. Y el jardín, más que diseñarse, se revela.
Gilles Clément plantea una visión radicalmente contemporánea del paisaje. El Tercer Paisaje no solo responde al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad, sino que también cuestiona nuestra relación con el territorio. ¿Qué pasaría si en lugar de dominar la naturaleza, aprendiéramos de ella? ¿Y si los jardines fueran espacios de convivencia más que de control?







