
Casa Monte: refugio austero entre la vegetación de Puerto Escondido
- Proyecto de Carlos Matos.
- Fotografía de Rory Gardiner.
Casa Monte, de Carlos Matos, se erige discretamente en la exuberante vegetación de Puerto Escondido, México. Concebida como un retiro, la vivienda responde a un programa mínimo —dos habitaciones, un baño y un espacio social con una pequeña terraza—, con una intención evidente: integrarse sin dominar, contener sin frenar la vida que sucede en el entorno. La elección de la ubicación guía cada decisión, haciendo de la casa un objeto casi camuflado que dialoga con los árboles y el suelo sin ocultarse del todo.
Una geometría y estructura ligera
La volumetría es contenida: un paralelepípedo de dimensiones modestas que se alinea cuidadosamente con la topografía. La construcción aprovecha una losa elevada para generar ventilación bajo la casa y permitir que el aire circule libremente. Una escalera fina comunica la planta habitable con el terreno, comentando la pendiente sin intervenir en ella. Este sistema constructivo elevando el volumen es una respuesta sensible al clima y al paisaje, otorgando una condición ligera a un cuerpo arquitectónico que, de otro modo, podría sentirse estático.
Materialidad: honestidad y tacto
La envolvente de Casa Monte es elegante en su sobriedad. Muros de hormigón armado vistos, ofrecen una estética de precisión técnica. Internamente, la experiencia material continúa con pisos de retícula geométrica y acabados simples que permiten que los muebles y la vegetación sean protagonistas. El hormigón no es solo envolvente, sino sistema térmico: su masa regula la temperatura interna y elimina la necesidad de sistemas activos de climatización.
Relación interior-exterior
Una terraza lineal es el punto de enlace entre los espacios interiores y el paisaje selvático. A través de una ventana horizontal panorámica, la vegetación se convierte en paisaje cuadro, pero sin encerrar la vista. Las puertas correderas abren por completo el frente para fundir vivienda y naturaleza. Es un dispositivo que, sin alardes tecnológicos, ofrece múltiples situaciones de uso: desde estar protegido bajo la losa hasta dejar que la lluvia y el perfume de la selva invadan el salón.
Minimalismo funcional
Casa Monte no acumula programas ni gestos formales. Su fuerza está en la economía de medios. Un plano sencillo y un sistema constructivo limpio, apoyado por la losa técnica, la escalera delgada y las aberturas controladas. El resultado es una arquitectura tensa, precisa, capaz de contener silencio y paisaje dentro de una estructura discreta, pero cargada de intención.
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