Casa en el Aire: cuando suspender la casa redefine el suelo
- Arquitectos: TDA
- Fotografía: Federico Cairoli
- Equipo de proyecto: Sergio Fanego, Larissa Rojas, Miguel Duarte
Casa en el Aire, obra de TDA en Luque (Paraguay), rompe con la idea convencional de ocupar el suelo. Construida entre 2008 y 2010, la vivienda se alza a 2,80 m del nivel de tierra, dejando la parcela —una superficie de casi 420 m²— prácticamente libre. Solo 4 parejas de pilares sostienen un volumen que “flota”, minimizando la huella en el suelo.
Este gesto no es gratuito, sino profundamente estratégico: responde a un contexto de clima extremo —calor intenso en verano, vientos fríos en invierno—, e incluso a una economía ajustada. TDA convierte esa limitación en virtud, usando la suspensión para optimizar ventilación, sombra y protección frente al clima.
Estructura ligera, arquitectura consciente
El cuerpo principal de la casa se sostiene casi como una balanza: un volumen opaco —con cocina, servicios, escalera— contrarresta el espacio habitable suspendido. Esa decisión estructural libera el terreno: permite que el jardín, el aire, y la vegetación ocupen el espacio bajo la casa.
La suspensión se logra mediante tensores metálicos y una estructura mínima: losas suspendidas, apoyos muy concretos, y una lógica de ingeniería que transforma lo aparentemente precario en robusto.
Este método demuestra que la austeridad de recursos no es sinónimo de sacrificio espacial, sino de creatividad proyectual. La casa deja de ser un objeto aislado; se convierte en un objeto que dialoga con el suelo, el clima y las condiciones reales del entorno.
Espacios abiertos, ventilación y luz natural
La planta baja actúa como galería cubierta, espacio social, cochera y zona de transición libre. Este espacio abierto permite que el viento circule, refresque y renueve el aire, esencial en un clima subtropical.
Por su parte, los bloques suspendidos albergan los espacios íntimos —habitaciones, estar, servicios—. Las aperturas se orientan y diseñan para favorecer la ventilación cruzada: el viento predominante del noreste enfría el verano, y la elevación protege de vientos fríos en invierno.
La claridad volumétrica y la ausencia de muros innecesarios —junto con un diseño funcional— aseguran confort con el mínimo de recursos. No hay pretensión estética excesiva: hay pragmatismo, clima y dignidad.
Volumen suspendido: una metáfora del habitar contemporáneo
Casa en el Aire no es solo una vivienda, es una declaración: propone que la arquitectura no tiene por qué adueñarse del terreno para afirmarse; puede, incluso, suspenderse para convivir con él. Es una reivindicación del espacio libre, del aire, de la luz.
En tiempos donde la presión sobre el suelo es creciente, este proyecto ofrece una lección: la arquitectura puede releer la parcela, no como un obstáculo, sino como una oportunidad para reinventar lo doméstico. Suspender la casa significa liberar el suelo, respetar el ambiente y redefinir la relación entre vivienda y tierra.
Casa en el Aire demuestra que, con técnica consciente y diseño riguroso, la vivienda puede flotar sin perder sustancia —una casa ligera, pero firme; una arquitectura con alma y economía.