
Arquitectura introspectiva de Förstberg Ling
- Proyecto de Förstberg Ling
En una colina costera de Veddinge, Dinamarca, Förstberg Ling ha reinterpretado la arquitectura costera de una vivienda frente al mar desde una premisa que desafía las expectativas: en lugar de abrirse completamente al paisaje, la casa se pliega sobre sí misma. El resultado es una arquitectura introspectiva, construida a partir de un vacío: un atrio central oculto que organiza el conjunto sin revelarse de inmediato.
Contrastes perceptivos
La intervención parte de una cabaña de los años 50 que se amplía y se transforma en una nueva composición de cuatro volúmenes entrelazados. Esta disposición no responde a una lógica ortogonal , sino a una secuencia espacial que varía en altura, escala y orientación. Lejos de la planta abierta habitual en la arquitectura costera, la estructura oscila entre la intimidad y la apertura, ofreciendo una experiencia más introspectiva que panorámica.
Gestos espaciales
Ese juego de escalas —entre la contención y la amplitud— responde a una voluntad clara de estructurar el recorrido interior como un tránsito dinámico, donde cada espacio se percibe en contraste con el anterior. Desde las estancias más comprimidas hasta las que se elevan inesperadamente, el proyecto invita a una lectura más pausada del lugar.
El gesto espacial más impactante reside en la disposición de las ventanas. Aquí, la vista no se dirige directamente hacia el mar, como típicamente sucede en una vivienda costera, sino que se eleva hacia las copas de los árboles, hacia el cielo, desplazando el foco horizontal típico de este tipo de viviendas.
Cambio de atmósferas
Exteriormente, el edificio se presenta como un bloque sobrio, casi monolítico, revestido en pino ennegrecido. Esta decisión refuerza la idea de un volumen cerrado, casi opaco, que sin embargo esconde un interior completamente distinto. La paleta de materiales en el interior, dominada por contrachapados de distintas vetas, introduce una calidez que contrasta con la severidad exterior. La luz natural acentúa esa transición: cruzar el umbral no es solo cambiar de ambiente, sino de atmósfera.
El atrio
El atrio central, nunca completamente visible desde ningún punto, actúa como centro silencioso del proyecto. No organiza tanto la circulación como la percepción. Es un espacio sin función evidente, pero con gran potencia simbólica: un vacío que da sentido al conjunto. La arquitectura aquí no se muestra de inmediato, sino que se desvela en capas, construyendo una experiencia acumulativa.
Förstberg Ling ofrece, con esta casa, una reflexión arquitectónica sobre el límite entre habitar y contemplar, entre protegerse y exponerse. Una vivienda que no busca deslumbrar con vistas, sino envolver con espacios.









