El Panteón
El panteón fue un reto para el equipo ÁBATON al tratarse del primer proyecto de carácter espiritual. Una obra íntima y personal que demuestra que la arquitectura siempre narra una historia, mantiene un sentido y forma parte de la vida de las personas con un trasfondo que trasciende la materialidad.
«Esta obra se concibió como un lugar para recordar momentos de felicidad y mitigar el dolor de una pérdida, donde poder encontrarse con el paso del tiempo, de una manera tranquila y serena.»
Un olivo, árbol de larguísima vida y bello envejecimiento, y un ciprés, plantado en la parte posterior coincidiendo con la cruz troquelada en el hormigón, simbolizan el acercamiento a lo divino con el paso de la vida.
Un lugar para recordar
La certeza del inevitable paso del tiempo guió la conceptualización del proyecto. De esta forma se eligieron materiales naturales que embellecen al envejecer: madera de castaño, hormigón y granito.
Se creó un banco frente al columbario, invitando al recogimiento de los visitantes en un espacio abierto, conectando con la naturaleza y su simbolismo.
«El diseño del panteón huye de artificios y tiende a lineas puras, invitando a la contemplación y la reflexión.»
La sensación del espacio
Para generar una pieza que se percibiera como un espacio coherente, armónico e independiente, se retranqueó la cimentación respecto al volumen para generar la sensación de que el panteón flota y se eleva sobre el suelo. La cruz troquelada guarda la medida áurea, o proporción dorada, contribuyendo a la armonía que busca el conjunto.
Esta obra se crea como un espacio personal, que ofrece un rincón de intimidad para la reflexión y un hogar para los recuerdos.