Paisajismo Casa Brisa
La belleza natural
El proyecto arquitectónico gira entorno a una gran encina, la que se considera el eje conductor del proyecto. Es por ello que el proyecto de paisajismo cobra especial importancia, diseñando cada rincón en coherencia con la distribución de los espacios y con el propósito de ofrecer serenidad y color, un paisaje que invite a recorrerlo.
«La disposición de las plantas ha sido planeada con una sensiblidad especial hacia los ciclos de floración, asegurando que el paisaje florezca y evolucione a lo largo del año, conservando su encanto en todas las estaciones.»
Un camino mediterráneo
La zona de la entrada, integra senderos de jabre a través de un mosaico de vegetación mediterránea, entre la que destacan las jaras, estipas y pennisetum. Se alzan como guardianes las encinas y los pinos, mientras que algunos arbustos y plantas ornamentales envuelven los caminos en un verde mediterráneo.
«Cada flor fue elegida con delicadeza para tener durante todo el año un gran campo de flores»
Un abrazo cálido
El avance hacia la entrada es un abrazo cálido a través flores en tonalidades naranjas, amarillas y rosas, todas ellas elegidas dependiendo de su crecimiento máximo y exposición al sol necesaria. La entrada está situada al norte, y la zona más soleada está coronada por salvia roja y, abriendo paso hacia la entrada de la casa, encontramos arces japoneses y azaleas.
Una sinfonía de colores en el jardín
Los espacios funcionales, las zonas de convivencia, se integran de manera orgánica a un entorno alegre y lleno de vida. Rodeados de jardines y plantas, estos lugares se transforman en extensiones de la naturaleza misma, donde el equilibrio entre lo construido y lo vivo es palpable. Allí se fusionan los lilas, rosas, amarillos y verdes dando lugar a una sinfonía de colores que alegran la vista desde los dormitorios e invitan a abrir el espacio al jardín.
«Un lugar para caminar, descansar, jugar y soñar.»
Cada detalle está pensado para ofrecer una experiencia única: un recorrido sensorial lleno de texturas, aromas y colores. Allí, la naturaleza y el ser humano se encuentran en perfecta sintonía. Este paisaje es un poema vivo, un rincón de paz que celebra la relación profunda y necesaria de las personas con la naturaleza