El estadounidense Steven Holl afirma que la mejor arquitectura está en equilibrio con el espacio y la luz que la inspiran. Sin duda, un buen diseño sacará partido a la propia orografía de un enclave, así como a su calidad paisajística. Y si las soluciones interiores conspiran para impulsar esa simbiosis, el resultado será espectacular.
Por ejemplo, una zona de canteras no parecería a priori el escenario ideal para construir un lugar de retiro. Sin embargo, la firma argentina Alarcia Ferrer Arquitectos decidió modelar ese particular entorno haciéndolo jugar a su favor. De hecho, su Casa JB incorpora en su estructura dos afloramientos rocosos como hilos conductores de todo el proyecto.
Situada en Unquillo, una pequeña localidad al norte de Córdoba, el primero de ellos crea el patio de entrada a la vivienda. Ese recuadro abierto, tamizado solo por una fina celosía de madera en lo alto, contribuye además a separar de forma natural el área privada de la pública.
La casa se organiza en tres volúmenes paralelos, que sirven para adaptarla al relieve en pendiente. El módulo central concentra en un espacio diáfano la cocina, el comedor y la amplia sala de estar. Este núcleo de convivencia familiar se expande hacia el sur gracias a un inmenso porche que ofrece una vista panorámica de la ladera arbolada y las montañas. Es en este otro espacio semicubierto donde aparece el segundo grupo de rocas: la naturaleza parece reclamar su sitio invadiendo –aunque de forma controlada– uno de los flancos.
En cuanto a las cubiertas, un único tejado sigue suavemente el desnivel del terreno. Dentro, su armazón de vigas y revestimientos de madera imprime calidez a lo largo de todas las habitaciones. Además, tres lucernarios recorren cada volumen de este a oeste para garantizar el suministro continuo de luz natural, algo que potencian los abundantes acristalamientos de la vivienda.
A su vez, el acoplamiento a la sinuosidad del relieve se completa con muros portantes de ladrillo visto, que junto con las hileras de lucernas contribuyen a la continuidad espacial del proyecto. La Casa JB logra así transformar un rasgo singular del paisaje en un elemento estético chocante y diferenciador.