El pueblo de montaña de Pingqiao, en el suroeste de la provincia china de Guizhou, cuenta desde hace un par de años con un llamativo campamento juvenil. Diseñado por el Architectural Design Institute de la Universidad Tecnológica del Sur de China, el proyecto pretende dinamizar esta zona rural con instalaciones culturales polivalentes.
La construcción corrió a cargo de artesanos locales y voluntarios de Raleigh International, una organización sin ánimo de lucro que promueve acciones de desarrollo sostenible en todo el mundo. Así pues, en las nuevas edificaciones conviven en armonía el hormigón y diversos materiales tradicionales, como el bambú o la piedra.
Se partió de un antiguo colegio de tres plantas, transformado ahora en un área multiusos, con dormitorios, comedor, almacenes y enfermería. Este núcleo original se extendió hacia el sur mediante un espacio alargado con múltiples salas abiertas al exterior. Una arquitectura de vigas metálicas ligeras y paredes de bambú coronada por un techo blanco ondulado.
Aunque goza de temperaturas moderadas, la lluvia es bastante frecuente en esta región de Guizhou los meses de verano, por lo que era primordial asegurar una buena impermeabilización y ventilación de las instalaciones. Para ello, la arquitectura de bambú crea tabiques permeables al aire y aberturas laterales que permiten disfrutar desde el interior de las vistas a la zona arbolada y las montañas. Por su parte, el tejido impermeabilizado de los distintos módulos del tejado hace posible seguir con las actividades programadas los días lluviosos, drenándose el agua vertida en los suelos de grava aledaños.
Este extenso espacio multifuncional conecta hacia el este con el área de recepción y la sala de lectura triangular del campamento, abierta también a los niños del pueblo como biblioteca para sus tareas escolares. Siguiendo la vertiente de la ladera, la zona al aire libre está rematada por dos amplios espacios circulares con gradas, ideales para actividades en grupo.