A primera vista, las grandes zonas áridas se prestan poco a la inspiración artística. Sin embargo, el estudio italiano Giò Forma (compuesto por un equipo de arquitectos, diseñadores y artistas) ha sabido sacar partido de sus peculiaridades, creando una instalación espectacular de Land Art en pleno desierto saudí.
Su reciente proyecto Maraya –espejo o reflejo en árabe– incluye un auditorio de proporciones colosales, la propia instalación adyacente y un espectáculo diseñado para la ocasión. Todo ello en Mada´in Saleh, en la región de Al-Ula (en el noroeste de Arabia Saudí), declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Allí abundan los vestigios arqueológicos preislámicos, como los numerosos edificios tallados sobre montañas de piedra arenisca por los nabateos.
Florian Boje, Cristiana Picco y Claudio Santucci, artífices principales de Maraya, han construido un enorme edificio cúbico de 5.000 metros cuadrados cubierto con paneles reflectantes.
Haciendo honor a su nombre, es un espejo gigante que refleja todo el paisaje montañoso de la zona y el mar de arena a sus pies. Se producen así imágenes ilusorias y desconcertantes, sobre todo si se contempla desde una cierta distancia.
La joya de la corona es, por supuesto, este gran auditorio: un edificio para todo tipo de eventos culturales. Su interior alberga un teatro envolvente, exposiciones interactivas y arte cinético con obras en movimiento de la mano de la agencia creativa italiana Todo.
Según Giò Forma, se trata de «una arquitectura específica para ese enclave, una experiencia para hacernos reflexionar sobre el incomparable espectáculo geológico, la abstracción radical del entorno y las incursiones singulares del hombre en el paisaje».
Pero Maraya es mucho más que este cubo gigante, que no compite con la naturaleza, sino que la exalta. También se han distribuido en su exterior pilares prismáticos de diversas alturas que también reflejan a menor escala la grandiosidad del lugar. Destaca asimismo el acceso al auditorio, jalonado por una vía de losas y piedras, que se llena de azules y violetas al caer la noche.
Este espejo monumental fue inaugurado a principios de este año con el espectáculo «Winter at Tantora», que reunió a grandes figuras de la cultura internacional, como Andrea Bocelli y Yanni.