La firma danesa Louis Poulsen, fundada en 1874, es todo un referente en el mundo de la iluminación. Sus productos se cuidan al máximo para que reflejen el ritmo de la luz natural. En ellos nada es casual, cada detalle tiene su propósito particular, siguiendo el patrón escandinavo que combina de manera elegante forma y funcionalidad.
Para lograr este objetivo, a lo largo de los años ha ido colaborando con buena parte de los mejores arquitectos, artistas y diseñadores del momento. Uno de ellos es el danés Poul Henningsen (1894-1967), que concibió para la empresa modelos tan icónicos como las lámparas Artichoke, Snowball y PH 5, que este año cumplen su 60 aniversario.
El primer diseño combina con tanta precisión 72 piezas metálicas en 12 filas que evita cualquier deslumbramiento. Ideada para el restaurante modernista Langelinie Pavillonen de Copenhague, todavía la disfrutan sus comensales hoy en día. A fin de garantizar la máxima calidad, buena parte del proceso de producción se sigue realizando a mano, aunque al diseño original en cobre se hayan incorporado nuevos acabados.
Siguiendo la pauta de formas alabeadas, la PH Snowball también emite una agradable luz difusa gracias a su combinación de superficies inferiores mate y superiores brillantes. Una vez encendida, la parte de arriba se ilumina, mientras que la de abajo permanece oscura.
La PH 5, en cambio, es una luminaria de techo basada en un sistema de tres pantallas para dirigir la mayor parte de la luz hacia abajo. Nacida como respuesta de Henningsen a los continuos cambios en la forma y el tamaño de las bombillas incandescentes de la época, sigue siendo un diseño atractivo y atemporal.
Estos tres espectaculares modelos se hallan disponibles en BATAVIA, el experto madrileño en mobiliario contemporáneo, al igual que la lámpara de edición limitada PH 3/2: el tono ámbar de sus pantallas de vidrio soplado italiano, junto con un refinado pie de latón, la hacen brillar también con luz propia.
Pero si hablamos de modelos emblemáticos, no podemos olvidar la Colección AJ, obra de Arne Jacobsen para el SAS Royal Hotel (1960). Su pie estilizado, la base circular y el llamativo perfil cónico ejemplifican ese equilibrio justo entre pureza de líneas y sofisticación.
Al igual que los tintes art déco de la lámpara Panthella (Verner Panton, 1971), donde el pie también actúa como un reflector de luz. O incluso la globular y más reciente Patera, una luminaria colgante concebida por Øivind Slaatto en 2015 a partir de la sucesión de Fibonacci. Su malla tridimensional de rombos imita patrones de la naturaleza en una suerte de lámpara de araña contemporánea. Todas ellas piezas espléndidas que supusieron todo un acontecimiento cuando aparecieron en el mercado.
Imágenes vía Louis Poulsen, Architonic.