Laurent Laveder descubrió su atracción por la astronomía con tan solo 15 años. Este amor a primera vista, impulsado en aquella época por su profesora de física, lo combina en la actualidad con su otra gran pasión: la fotografía.
Pero en contra de lo que cabría esperar, sus instantáneas van más allá de la simple foto científica, llegando a capturar emociones y momentos únicos. En particular, su serie «Moon Games» es un alarde de imaginación y humor a partes iguales con la Luna como protagonista.
Laveder se las ingenia para sacar todo el jugo posible a nuestro satélite con sus tomas fuera de contexto. En sus imágenes oníricas, la Luna se va convirtiendo en un globo, un cuadro, una improvisada lámpara o incluso una cucharada de helado que nos podemos zampar en plena noche.
Jugando con los tamaños, la perspectiva, el colorido o las distintas fases, tenemos la impresión de controlarla a nuestro antojo, dejando de ser algo lejano e inalcanzable. Podemos echárnosla tranquilamente a la espalda o impulsarla con nuestros pies sin el menor esfuerzo. Hasta hacerla pasar por el aro en un improvisado número circense.
Dentro de todo el repertorio de trucos del fotógrafo francés hay escenas realmente simples pero hilarantes, como el pintor que da vida al crepúsculo gracias a sus brochazos desde lo alto de una escalera o un surrealista paseo en carretilla por la playa en el que la Luna parece un botín dorado recién sacado de la arena.
La sensibilidad y el lado humorístico de Laveder discurre por toda esta serie nocturna. Las últimas horas del día se han ido convirtiendo en su medio natural desde que abandonase su soleada Costa Azul natal para instalarse en la Bretaña, un entorno que, según él mismo confiesa, le atrae mucho más.
Desde allí se ha ganado una sólida reputación en el mundo de la astrofotografía, siendo miembro del selecto Colectivo TWAN (The World At Night), formado por una treintena de especialistas. Ya sea un eclipse, el paso de un cometa o un plácido cielo estrellado, allí estará siempre el «lunático» Laurent Laveder dispuesto a echarles el lazo con su cámara.
Imágenes vía Laurent Laveder