Una piscina pública abandonada desde 2006 se ha transformado en un hogar luminoso y lleno de vida. La Gonville Pool House, obra del estudio neozelandés Patchwork Architecture, es un ejemplo inspirador de rehabilitación inteligente: una arquitectura que no borra el pasado, sino que lo integra con sensibilidad y funcionalidad.

Historia desde 1912

Construida originalmente en 1912, con vestuarios y un kiosco añadidos en los años 70, la piscina fue durante décadas un punto de encuentro para la comunidad. Hoy ese lugar vuelve a estar habitado. Los nuevos propietarios encargaron una casa cálida de tres dormitorios, con espacio suficiente para libros, arte y memoria. Y eso es precisamente lo que ofrece esta intervención galardonada con el NZIA Western Branch Local Award y el NZIA National Housing Award en 2024.

El nuevo edificio, de planta rectangular, se emplaza en una esquina del solar, alineado con los antiguos vestuarios de bloque de hormigón. La rehabilitación no oculta su origen, sino que lo prolonga. Así, el lenguaje arquitectónico actual dialoga con la historia del lugar sin forzarla.

Una distribución funcional

La casa se organiza en franjas —o “carriles”— delimitadas por cerchas de cubierta, generando una secuencia ordenada de espacios sin rigideces. Al acceso posterior, la fachada se muestra cerrada, casi austera. Pero hacia el antiguo vaso de la piscina —convertido ahora en un jardín hundido—, la vivienda se abre por completo con superficies acristaladas que inundan el interior de luz y ofrecen vistas profundas. Una pequeña piscina auxiliar se ha conservado para su uso en verano, añadiendo un guiño lúdico al conjunto.

Una rehabilitación honesta

El proyecto apuesta por la honestidad y la durabilidad: bloques de hormigón y paneles de contrachapado visibles en el interior; aluminio coloreado, vidrio y policarbonato translúcido en el exterior. Una paleta cromática que acompaña.

La Gonville Pool House demuestra que la rehabilitación no tiene por qué ser solemne ni monumental. Puede ser cotidiana, habitable y profundamente contemporánea. Y que los espacios olvidados no sólo pueden ser recuperados, sino transformados en lugares de belleza y pertenencia.

Patchwork Architecture logra aquí algo más que una casa: crea un puente entre lo que fue y lo que puede ser. Un proyecto que entiende que la arquitectura no siempre empieza desde cero, y que muchas veces, lo más valioso está en lo que ya existe.

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