El Cementerio de Green-Wood, en Brooklyn, es un lugar cargado de historia. El pasado y el presente se encuentran en un entorno que combina naturaleza y monumentalidad y que nos recuerda la vuelta a nuestro origen al final de la vida, como parte de la naturaleza.
Este cementerio, fundado en 1838, es conocido por sus paisajes ondulantes, monumentos históricos y vistas panorámicas de la ciudad de Nueva York. Sin embargo, más allá de su valor patrimonial, Green-Wood ha abrazado un enfoque innovador hacia la gestión de su paisaje, como lo demuestra su Prado Experimental.
Prado experimental
Este prado, que se extiende a lo largo de una colina del cementerio, es un proyecto de restauración ecológica que busca reimaginar la manera en que interactuamos con los espacios verdes urbanos. En lugar de los cuidados céspedes que predominan en la mayoría de los cementerios, el prado de Green-Wood apuesta por una vegetación diversa y salvaje, que cambia con las estaciones y ofrece un refugio tanto para la fauna local como para los visitantes humanos.
El proyecto, liderado por la paisajista Annie Novak, cofundadora del Prado Experimental, no solo tiene un objetivo estético, sino también ecológico. Se han plantado más de 30 especies de gramíneas y flores silvestres, seleccionadas por su capacidad de atraer polinizadores y fomentar la biodiversidad en un entorno urbano tan denso como Brooklyn. Este enfoque refleja una tendencia creciente en la arquitectura del paisaje, que busca integrar prácticas sostenibles y restaurativas en los diseños contemporáneos.
De vuelta a nuestro origen
Lo interesante de este prado es cómo subvierte las expectativas tradicionales asociadas a un cementerio. En lugar de la rigidez y el orden, el prado ofrece un espacio donde la naturaleza se expresa libremente. Un recordatorio de la vida en medio de un lugar dedicado a la memoria de los que ya no están. Para los visitantes, este espacio se convierte en un punto de reflexión, no solo sobre la muerte, sino también sobre la relación que tenemos con el entorno, la naturaleza y nuestro papel como figurantes de la misma.
Con su rica historia y su enfoque vanguardista, es un ejemplo de cómo los espacios pueden evolucionar para convertirse en modelos de sostenibilidad urbana.
El proyecto no solo enriquece el paisaje del cementerio. Es una invitación a una nueva forma de pensar sobre el uso de los espacios verdes en nuestras ciudades. Una combinación de historia, naturaleza y ecología, ofreciendo una visión inspiradora.
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